Bienvenido a De Mamá Chole, donde cada sabor cuenta una historia.
Desde San Pedro Atocpan, traemos mole, salsas, dulces y chiles hechos de forma artesanal, con amor, tradición y sin prisas.
Nuestros productos son más que comida: son herencia viva de generaciones mexicanas.
Explora, descubre y llévate a casa un pedazo auténtico de México.
Los moles de De Mamá Chole no se hacen con prisa. Se hacen con alma.
Aquí encontrarás dos versiones con el mismo origen artesanal:
• Mole Dulce, suave y profundo, con notas de pasitas, canela y tradición.
• Mole Picoso, intenso, con carácter y ese toque justo que enciende el corazón (no la lengua).
Ambos están hechos en San Pedro Atocpan con ingredientes reales, sin conservadores, y empacados en bolsas kraft listas para regalar o disfrutar en casa.
Cada cucharada cuenta una historia.
Cada mole, un abrazo con sabor a México.
Nuestras salsas artesanales son el alma líquida de la cocina mexicana. Cada frasco es fuego lento, molcajete y sazón con carácter. Desde la macha de chiltepil hasta el chipotle tostado, aquí encuentras sabores intensos, ahumados y hechos como antes: con paciencia, tradición y manos que saben.
Ideales para acompañar carnes, quesos, panes o verduras al horno. Perfectas para quien quiere algo más que picante: quiere historia.
Hechas en lotes pequeños, sin conservadores y con el corazón en cada gota.
En De Mamá Chole, los chiles y especias no son solo ingredientes… son memoria en polvo.
Aquí encontrarás sabores con historia: desde el chile habanero molido, vibrante y potente, hasta el guajillo especiado para mixiote o el ancestral molido, perfecto para transformar cualquier platillo.
Todos elaborados artesanalmente, con fuego lento y manos sabias.
Sin atajos, sin conservadores.
Porque el verdadero sazón empieza con raíces profundas.
Los dulces de De Mamá Chole no son postres... son recuerdos que se deshacen en la boca.
Aquí encontrarás pinole tostado como el de antes, dátiles jugosos que parecen besos de la tierra, y ajonjolí garapiñado crujiente con sabor a fiesta.
Cada uno está hecho a mano, sin prisas, con la misma intención que una abuela cuando cocina para sus nietos: alimentar el alma.
Regala o disfruta un pedacito de México, con dulces que conservan la tradición en cada bocado.